Francisco de Miranda es, quizás, uno de los personajes más controvertidos de las luchas independentistas de Hispanoamérica. Pero, ¿a qué se deben estas controversias?
Hoy, en Historia Breve, haremos un recorrido por la vida del Generalísimo.
Las repercusiones de las raíces canarias en la vida de Francisco de Miranda
Francisco de Miranda nació el 28 de marzo de 1750 en Caracas, Venezuela. Miranda estuvo siempre marcado por sus orígenes.
Para Francisco de Miranda la situación resultaba inescapable. Era el primogénito de Sebastián Miranda y de Francisca Rodríguez, hijo de canarios el primero y de portugués y canaria la segunda.
Pero esta situación la vivió también su padre Sebastián, quien fue señalado en 1769 por ser “un individuo de menor calidad”. Esta fue una de las motivaciones que llevaron a Francisco de Miranda a solicitar un certificado de limpieza de sangre, mismo que afirmaba que las raíces de Francisco de Miranda eran puras y legítimas, lo que le permitía integrarse de inmediato al servicio de la Corona y partir a Cádiz, en enero de 1771, cumplidos los veinte años de edad.
Primeros años al servicio de la Corona
Los primeros años de la vida de Miranda en Cádiz pasaron con tranquilidad, gracias al buen desempeño de su trabajo bajo las órdenes del capitán Juan Manuel Cajigal. Pero Miranda era un hombre complicado, que estaba bajo la mira de los españoles, dados los señalamientos a su padre. En 1777, tuvo problemas con el conde O’Reilly por mal uso de su uniforme militar (al igual que su padre) motivo por el cual fue encarcelado algunos días. Asimismo, en 1779 se vio de nuevo envuelto en problemas durante su estancia en Madrid.
A pesar de estas dos manchas en el comportamiento de Miranda, en 1779 recibe licencia para viajar a La Habana con Cajigal, quien había sido subido de rango. Es en tierras americanas donde la persecución sobre Francisco de Miranda comenzó.
Luego de su llegada a Cuba, Miranda fue enviado a Pensacola, Florida, con el motivo de combatir a los ingleses que ocupaban este territorio. El objetivo de esta misión fue cumplido de manera satisfactoria; por ello, Miranda y Cajigal fueron nuevamente ascendidos. Después de este suceso, fue enviado a Jamaica para cumplir una misión estratégica. Mientras esto sucedía, una carta del ministro de Indias, José de Gálvez, llegaba a manos de Cajigal (1780); en ella se acusaba al Generalísimo de haber facilitado la entrada del general inglés John Campbell a las instalaciones militares de La Habana. La carta es ignorada por Cajigal quien, mejor que nadie, sabía que las acusaciones eran erróneas, pues al momento de la entrada de Campbell a La Habana, Miranda cumplía sus órdenes en Pensacola.
Mucha sería la insistencia de parte de Gálvez respecto a estas acusaciones, pero no fue solo él quien comenzó con esta persecución. La Santa Inquisición (institución implacable) solicitaba el regreso de Miranda a suelo español para que enfrentara las acusaciones que se le hacían, respecto a una cantidad considerable de títulos considerado como heréticos, y que estaban bajo su propiedad. Nuevamente, la respuesta fue negativa. Por ello, en 1782, mientras Cajigal y Miranda llegaban a Haití, fueron aprehendidos por Bernardo Gálvez, sobrino del ministro de Indias; posteriormente, fueron enviados en una embarcación a Madrid.
Miranda no llegaría a Madrid, pues al zarpar en Matanzas se dio a la fuga. Este fue el punto más álgido de la persecución en contra del caraqueño, quien a los pocos días llegó a tierras estadounidenses, en un suceso que marcó un antes y un después en su vida: la interacción con un estado libre, en el cual se rodearía de la élite política, y de los cuales se piensa que ideó el más grande objetivo de su vida: la liberación del continente americano del yugo español.
Los viajes de Miranda
Luego de su estancia en los Estados Unidos de América, Miranda emprendió un viaje largo por Europa, financiado por sus amigos estadounidenses e ingleses. En Inglaterra se rodeó igualmente de las élites políticas, a las que les pidió que financiaran sus expediciones a tierras americanas, en busca de la liberación de las mismas; sin embargo, esto no se sujetaba a los proyectos de la Corona británica.
En 1789, justo un mes antes de la toma de la Bastilla, Francisco de Miranda arribó a tierras francesas, donde logró reunirse con algunos pensadores ilustrados, de modo que su visión del ideal de libertad se amplió, y con ello su obsesión por la independencia de la América hispana. Miranda salió de Francia a pocos días del estallido de la Revolución Francesa, para volver en 1792 e integrarse a la lucha armada. Fue llamado general y defendió las fuerzas revolucionarias. Pero el caraqueño no hacía nada sin obtener beneficios; por ello, aceptó defender la Revolución con la condición de ser apoyado en sus expediciones a América.
Miranda desempeñaba un papel importante en la batalla, pero en 1793 fue aprehendido por los terribles jacobinos. Permaneció en prisión hasta 1795, cuando se le retiraron los cargos por los cuales se le acusaba, pero los tratos que se había hecho con él no fueron respetados y decidió abandonar tierras francesas.
Durante estos, y los posteriores a la lucha en Francia, Miranda realizó un sinfín de viajes, en los que obtenía recursos para su objetivo de liberar América. Entre sus viajes se encuentran Prusia, Italia, Rusia, Turquía Dinamarca, Suecia, Países Bajos, Bélgica, Inglaterra y por supuesto su regreso a los Estados Unidos de América.
Francisco de Miranda: controversial hasta la muerte
En suelo estadounidense comienza sus intentos de liberar América, comenzando por Nueva Granada.
En 1808, aprovechando las distracciones de la Corona española debido a la invasión napoleónica, Miranda dirigió su primera expedición libertadora a tierras americana (financiado en gran parte por sus amigos ingleses); pero se encontró con la fidelidad de los americanos hacia quien ellos reconocían como su monarca, Fernando VII. Por esta expedición muchos lo vieron como una terrible amenaza y lo tenían bajo la mira.
En 1810, las condiciones eran distintas, y el quiebre entre los americanos y la Corona española era muy marcado; por este motivo, Miranda decidió regresar a América e integrarse a la lucha independentista.
En 1812, Francisco de Miranda era el jefe máximo de las fuerzas patriotas, y parecía un hombre lleno de poder, que tomaba decisiones autoritarias y que en cierta medida miraba por intereses propios. Por ello, luego de que tuviera pérdidas territoriales y humanas significativas, decidió pactar la paz con las fuerzas españolas en La Guaira. Este suceso despertó el furor de Simón Bolívar y los mantuanos de Caracas (algunos de ellos hijos de aquellos hombres que, cuarenta años atrás, habían acusado a su padre); por ello fue aprehendido por ellos en julio del mismo año, señalado como traidor. Fue enviado a prisión en 1813 a Cádiz, dónde murió el 25 de marzo de 1816 por causas naturales.
La vida de Francisco de Miranda estuvo marcada por sus orígenes y sus ambiciones. Si bien, no logró ver una América libre del yugo español, unos años después de su muerte su deseo se vio complido y, aunque es un personaje controversial, se han hecho esfuerzos en Venezuela por reconocer su papel como libertador de América.
Bibliografía
Quintero, Inés, El hijo de la panadera, Editorial Alfa, Venezuela, 2014.
Hernández González, Manuel. “Lo canario en Francisco de Miranda”. Catharum: Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, No. 7, 2006.

Estudiante de la Licenciatura en Historia de la Universidad de Guanajuato (UG). Fungió como delegado de la UG ante la ANDH de 2019 a 2021. Sus líneas de investigación son: Historia del Tiempo Presente e Historia Oral, además, se especializa en Historia Política de América Latina en el siglo XX e Historia reciente de África. Es aficionado a la música folk y country y a los deportes.